TROMBOPROFILAXIS Y ANALGESIA/ANESTESIA NEUROAXIAL EN LA PACIENTE OBSTÉTRICA
La paciente obstétrica es candidata
frecuente a analgesia/anestesia neuroaxial (ANA). Si bien la incidencia de hematoma
espinal en este grupo de pacientes, es más bajo que en el resto de la
población, este riesgo aumenta en aquellas embarazadas que cursan con algún
déficit de la coagulación, especialmente si son candidatas a anestesia
peridural continua (APC). Las alteraciones de la coagulación más frecuentes en
esta población son las derivadas del uso de tromboprofilácticos y el déficit
plaquetario.
Las pacientes obstétricas son
habitualmente pacientes sanas, sin embargo son una población de mayor riesgo de
desarrollar enfermedad tromboembólica, dado el estado procoagulante fisiológico
que está presente a fines del embarazo y durante el puerperio. No todas las
pacientes tienen indicación de
tromboprofilácticos, pero sí las embarazadas con antecedentes de
trombofilias, de trombosis previas, obesidad, reposo prolongado, etc. Las
recomendaciones actuales en relación a ANA y los diversos tromboprofilácticos
son las mismas que las descritas para el resto de los pacientes quirúrgicos
(Grado 2C).
Los pacientes que reciben antiagregantes y/o
anticoagulantes y son candidatos a anestesia regional, tienen mayor riesgo de
desarrollar hematoma espinal (HE), por lo que la aplicación de estas técnicas
debe seguir un criterio riguroso de riesgo/beneficio.
El HE tuvo una incidencia históricamente baja hasta la década
del noventa en que posterior a la incorporación de las heparinas de bajo peso
molecular (HBPM) se produce un alarmante aumento de su incidencia. De 1
hematoma espinal cada 150.000 - 200.000 técnicas regionales se llegó a 1 x
3000-5000 en la población sometida a cirugía ortopédica. La incidencia en la
actualidad es desconocida.
Los factores de riesgo frecuentemente involucrados en el
desarrollo de un hematoma espinal son los siguientes:
1) Coagulopatías (ya sea por
patologías o por efecto farmacológico)
2) Técnica regional utilizada:
la técnica más frecuentemente involucrada fue la peridural continua con catéter. El aumento de la incidencia secundario a
la técnica peridural, no sólo se explica por el uso de agujas de mayor
diámetro, sino también por el uso de catéteres peridurales que quedan ubicados
en un lugar que posee abundantes plexos venosos. Los catéteres peridurales no
sólo pueden traumatizar vasos directamente, sino que también originar
desprendimiento de coágulos, secundario a pequeños desplazamientos, lo que puede
aumentar el riesgo de hematoma, en pacientes con alteración de la hemostasia. Es importante destacar que casi
la mitad de los hematomas asociados a Anestesia Peridural continua, han
ocurrido en relación al retiro del catéter, por lo que se establece que este
evento no es del todo inocuo y es de exclusiva responsabilidad del
Anestesiólogo.
3) Punción traumática
(hemorrágica), punción dificultosa
4)
Patologías o anormalidades anatómicas: la patología en sí no constituye un mayor riesgo, pero sí
el hecho de realizar una punción más traumática, en pacientes que están bajo
acción de antinflamatorios y que a la vez poseen un canal medular más estrecho,
condición que produciría compresión medular más precozmente
5)
Edad
avanzada
6)
Sexo
femenino
El cuadro
clínico de un HE es variable, ya que el orden de aparición de síntomas no
siempre es igual y no siempre están todos presentes: dolor lumbar tipo radicular que generalmente es muy intenso y no
cede con medidas analgésicas habituales, déficit
motor, déficit sensitivo, disfunción vesical. EL diagnóstico se realiza por Resonancia
Nuclear Magnética. El tratamiento
que hasta el momento ha demostrado ser más eficaz es la descompresión por laminectomía. Los resultados neurológicos
dependen de la rapidez con que se
desarrolle la compresión, del tamaño y extensión del hematoma, del compromiso
neurológico existente y lo más importante, del tiempo transcurrido desde el inicio de la sintomatología hasta el
momento de la descompresión. Este período no debería superar las 8 horas ya que la mayoría de los
pacientes que han evolucionado favorablemente desde el punto de vista
neurológico se han descomprimido en ese período.
- Las recomendaciones provenientes de la Sociedad Americana de Anestesia Regional (ASRA) consideran que la asociación de anestesia/analgesia neuroaxial (ANA) e inhibidores de la enzima ciclooxigenasa (aspirina/otros AINEs), no constituye mayor riesgo para hematoma espinal, ya sea anestesia raquídea o peridural, por lo que no existen recomendaciones específicas en cuanto a intervalos de seguridad de suspensión de estos fármacos (Grado 1 A).
- Los pacientes que están bajo efecto de aspirina u otros AINEs y además reciben otra droga que altere la coagulación en el período perioperatorio, no deberían recibir ANA ya que se potencia el efecto anticoagulante y existe mayor riesgo de hematoma espinal (Grado 2C).
- En caso excepcional de uso de Clopidogrel o Ticlopidina, se sugiere realizar ANA una vez recuperada la función plaquetaria, lo que se logra suspendiendo Ticlopidina (Plaquetic ®) 10-14 días y Clopidogrel (Plagrel ®) 7 días.
- Si un paciente está bajo acción de HBPM en el período preoperatorio debe asumirse una alteración de la coagulación y no debería practicarse ANA hasta 10-12 hrs.de la última dosis profiláctica y 24 hrs después, si se trata de dosis terapéuticas (Enoxaparina 1mgr/Kg cada 12 horas, Enoxaparina 1,5mgr/Kg al día) (Grado 1C).
- Esquema de dos dosis al día: Los pacientes que recibirán en el postoperatorio dos dosis de HBPM al día poseen mayor riesgo de HE, por lo que la primera dosis debería ser administrada no antes de 24 hrs independientemente de la técnica involucrada y en presencia de adecuada hemostasia quirúrgica. Los catéteres peridurales deberían ser retirados antes de la primera dosis, la que puede ser administrada 2 hrs. después (Grado 1C).
- Esquema de una dosis diaria: En el postoperatorio, cuando la HBPM se administrará una sola vez día, la primera dosis puede darse 6 a 8 hrs después de realizada la ANA. Los catéteres pueden mantenerse en forma más segura, teniendo presente que deben retirarse 10 a 12hrs después de la última dosis, pudiendo administrar la siguiente dosis 2 hrs después (Grado 1C).
- Los pacientes bajo acción de otra droga con efecto anticoagulante como antiplaquetarios o anticoagulantes orales y que además recibirá HBPM poseen mayor riesgo de HE, por lo que se recomienda NO realizar ANA en este grupo de pacientes, independientemente del esquema o dosis de HBPM administrada (Grado 1 A).
- En el postoperatorio e independientemente del esquema involucrado los pacientes que sufran punciones traumáticas tienen mayor riesgo de HE, por lo que el inicio de la terapia debería ser postergada por 24 hrs (Grado 2C)
Un grupo de riesgo son las
pacientes que durante el embarazo presentan déficit cuantitativo o cualitativo
plaquetario. Habitualmente durante el embarazo, existe un 20 % de disminución
del número de plaquetas, situación que no posee mayor traducción clínica. Sin
embargo un 7% evoluciona con recuento plaquetario menor a 150.000x mm3 y entre
1-0.5% con recuento menor a 100.000x mm3.Esto último generalmente se asocia a estados
hipertensivos del embarazo, trombocitopenia gestacional o púrpura
trombocitopénico idiopático (PTI).
El enfrentamiento de estas
pacientes comprende saber si la disminución del número de plaquetas es estático o evolutivo. Habitualmente el
recuento plaquetario no varía mucho en trombocitopenia dilucional o PTI, en
cambio en los estados hipertensivos del embarazo éste puede disminuir en forma
importante, al igual que la calidad de la función plaquetaria. Lamentablemente
la evaluación de la función plaquetaria no es fácil, ya que carecemos de
pruebas de laboratorio que sean reproducibles y se correlacionen con resultados
que nos den clara orientación clínica. Actualmente tromboelastograma y PFA 100
pueden ser orientadores, pero no hay evidencia clínica que correlacione valores
con una anestesia peridural sin complicaciones.
La mayoría de los autores no
definen un valor de recuento plaquetario seguro para realizar ANA, por lo tanto
es necesario realizar un análisis individual considerando la historia y el
examen físico, sobre todo en pacientes preeclámpticas en quienes el compromiso
plaquetario es cuantitativo y cualitativo. Con recuentos plaquetarios sobre 100.000 x mm3 y evidencia clínica de
una hemostasia adecuada, se puede realizar APC y subaracnoidea en forma menos
riesgosa, realizando una técnica lo menos traumática posible. Probablemente
entre 100.000 y 80.000 xmm3 la anestesia subaracnoidea en dosis única, es menos
riesgosa que una APC. Si se decide realizar esta última opción para analgesia
en el trabajo de parto, debe realizarse
un exhaustivo análisis del riesgo/beneficio en cada paciente en particular y
decidiendo el mejor momento en trombocitopenias evolutivas. La práctica de ANA
en pacientes con recuentos menores a 80.000 xmm3 traduce un riesgo mayor de HI
y no se debería realizar APC.
Estas pacientes deben ser
estrechamente vigiladas en el período postoperatorio del punto de vista
neurológico.
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